
No Other Land es un documental del 2024 que ha capturado la atención internacional por su retrato crudo, íntimo y profundamente humano de la resistencia palestina en Masafer Yatta, una región de Cisjordania ocupada. Dirigido por un colectivo de cuatro activistas —el palestino Basel Adra, el fotógrafo palestino Hamdan Ballal, el periodista israelí Yuval Abraham y la directora de fotografía israelí Rachel Szor—, este filme es un acto de resistencia cinematográfica que expone las injusticias de la ocupación israelí y reflexiona sobre el poder del cine como herramienta de activismo.
Sinopsis
La película sigue a Basel Adra, un joven activista palestino de Masafer Yatta, quien desde niño ha documentado la destrucción sistemática de su comunidad. En esta región, declarada zona de entrenamiento militar por las autoridades israelíes, los soldados demuelen casas, escuelas y pozos de agua, desplazando a los habitantes. Adra, armado con su cámara y su teléfono, registra estos actos de violencia y despojo, desde incursiones nocturnas hasta la destrucción de infraestructuras básicas. En su camino, conoce a Yuval Abraham, un periodista israelí que se une a su causa, formando una alianza improbable pero poderosa. Sin embargo, su relación se tensa debido a las profundas desigualdades que los separan: mientras Basel vive bajo la opresión de la ocupación militar, Yuval goza de libertades que los palestinos no tienen.
Filmada entre 2019 y 2023, No Other Land combina imágenes de archivo, grabaciones en tiempo real y momentos de reflexión personal. El resultado es un testimonio conmovedor que no solo denuncia la limpieza étnica en Masafer Yatta, sino que también humaniza a las personas afectadas, mostrando su resiliencia, sus risas y sus luchas cotidianas.
Un acto de resistencia cinematográfica
Lo que distingue a No Other Land es su enfoque sin concesiones. No pretende ser un relato equilibrado que explore «ambos lados» del conflicto, sino una denuncia directa de la ocupación y el colonialismo. Los directores rechazan la narrativa de los medios occidentales que a menudo presenta el conflicto como una disputa simétrica, ocultando el desequilibrio de poder entre Israel y Palestina. En cambio, el documental muestra la realidad de la ocupación: demoliciones, violencia militar y desplazamiento forzado, todo respaldado por un sistema legal que favorece a Israel.
El filme también reflexiona sobre el acto de filmar en sí mismo. Basel Adra, quien creció documentando la resistencia de su comunidad, se pregunta si sus grabaciones tendrán impacto en un mundo que parece ignorar el sufrimiento palestino. Esta introspección añade una capa de profundidad al documental, convirtiéndolo en una meditación sobre el papel del arte y el activismo en la lucha por la justicia.
La colaboración palestino-israelí
Uno de los aspectos más poderosos de No Other Land es la colaboración entre sus directores palestinos e israelíes. La relación entre Basel y Yuval, marcada por momentos de solidaridad pero también por tensiones derivadas de sus realidades opuestas, refleja la complejidad del conflicto. Yuval, consciente de los privilegios que le otorga su nacionalidad, enfrenta cuestionamientos sobre la autenticidad de su apoyo, mientras Basel lucha con la frustración de vivir bajo una ocupación que Yuval nunca podrá comprender del todo. Esta dinámica no se suaviza ni se idealiza; en cambio, se presenta con honestidad, mostrando que la solidaridad verdadera requiere enfrentar verdades incómodas.
Reconocimientos y controversias
No Other Land ha recibido numerosos reconocimientos, incluyendo el Premio del Público Panorama y el Premio de Cine Documental en el Festival de Berlín 2024, así como el Oscar al Mejor Documental en 2025. Sin embargo, su impacto ha ido más allá de los galardones. Los discursos de Basel Adra y Yuval Abraham en la Berlinale, donde pidieron un alto al fuego y denunciaron la ocupación, fueron tildados de «antisemitas» por algunos políticos alemanes, lo que desató una controversia. Abraham, hijo de sobrevivientes del Holocausto, recibió amenazas de muerte en Israel, lo que lo obligó a permanecer temporalmente en el extranjero. Estas reacciones subrayan la sensibilidad del tema y el coraje de los cineastas al abordarlo.
Además, el documental ha enfrentado obstáculos en su distribución, especialmente en Estados Unidos, donde no ha encontrado un distribuidor comercial importante, limitando su proyección a universidades y pequeñas salas de cine. Los directores han señalado que esta falta de distribución es una forma de censura política, lo que plantea preguntas sobre la libertad de expresión y el acceso a narrativas críticas en el cine.
Impacto y relevancia
No Other Land no es solo un documental; es un llamado a la acción. Al mostrar la resistencia de Masafer Yatta, el filme conecta la lucha local con la historia más amplia de la Nakba y la ocupación desde 1967. Su retrato de niños jugando en medio de la destrucción, de madres rescatando pertenencias de los escombros y de comunidades que se niegan a rendirse resuena como un testimonio de la dignidad humana.
En un contexto global donde la crisis humanitaria en Palestina, especialmente en Gaza, sigue siendo un tema urgente, No Other Land ofrece una perspectiva esencial. Su disponibilidad en plataformas como Filmin y Movistar Plus+ en España permite que más personas accedan a esta historia, aunque los directores insisten en que la película no busca solo generar empatía, sino inspirar acciones concretas para detener la ocupación.
Conclusión
No Other Land es una obra imprescindible que combina rigor cinematográfico con un compromiso político inquebrantable. A través de la lente de Basel Adra y sus colaboradores, el documental no solo documenta la destrucción de Masafer Yatta, sino que también celebra la resistencia de un pueblo que se niega a desaparecer. Es una invitación a mirar de frente una realidad incómoda, a cuestionar las narrativas dominantes y a actuar por la justicia. Como dice Basel Adra: “Espero que mi hija no tenga que vivir la misma vida que yo”. Este deseo, sencillo pero profundo, encapsula el corazón de una película que es tan devastadora como esperanzadora.